domingo, junio 20, 2004

¿Cómo se reconoce al verdadero Homeópata Unicista?

Es de común acuerdo entre todos los autores, que se reconoce al verdadero homeópata, primero, por su calidad de ser médico, segundo, debe basarse en los principios y leyes de la naturaleza, el Principio Vitalista, la ley de los semejantes y de la curación, como así también el prescribir un medicamento único constitucional (simillimum) que corresponde a la identidad biológica constitucional de cada persona. Obviamente, esto es parte del arte del médico y de la ciencia aplicada para restituir la salud, que es el fin más alto de todo médico, que es curar al semejante. Esta es una síntesis de lo que “debe ser”, la pregunta final y cuya respuesta ha de ser la ganadora es, ¿porque algo tan simple y complicado a la vez tiene que ser resuelto y explicado más de una vez?. Otra pregunta sería entonces, ¿porque hay tantas variedades de médicos y no médicos o prácticas alternativas que invocan a la Homeopatía como ciencia curalotodo, adornada por grandes promesas, y los respectivos ataques de los médicos tradicionalistas o alopáticos que niegan a la especialidad toda, metiendo en una bolsa a todos sus practicantes?.
Es innegable que el primer homeópata unicista fue Samuel Hahnemann, porque dedicó gran parte de su vida al descubrimiento, estudio y aplicación de los principios y leyes. En sus escritos puso énfasis en como debe ser el médico, desde el punto de vista filosófico, ético y moral para el abordaje del paciente y su desequilibrio vital. La importancia de estar libre de prejuicios para comprender la totalidad sintomática, la ética del médico para con el enfermo y sus colegas, o sea, poner los mejores valores al servicio de la salud en forma responsable, el médico debe tener los conocimientos apropiados de la materia médica, y saber que es lo normal y patológico del ser humano, hacer un correcto diagnóstico y pronóstico de acuerdo a la totalidad sintomática, para ello debe tener los conocimientos más acabados de cómo se debe hacer un examen físico y el laboratorio correspondiente, como así también el procedimiento farmacéutico de las medicinas dinamizadas.
Muchos fueron los discípulos que cumplieron con los requisitos antedichos y muchos los que han preferido tomar otro camino, tal vez más corto y desvirtuar a la genuina homeopatía, a tal punto, que algunos pacientes prefieren al no encontrar un verdadero homeópata, atenderse con un alópata, y muchos pacientes se atienden con un homeópata espúreo a sabiendas o engañados por una medicina prometedora pero sin bases firmes.
La respuesta está en el médico-persona, en su idoneidad, pericia, prudencia y responsabilidad para con el conocimiento de la ciencia, y debe tener el arte para curar y no anteponer actitudes perversas que llevan a una atención impropia con fines egocéntricos, porque la homeopatía tiene las armas para hacer tratamientos profundos sobre el desvío vital y hacer que la persona se sienta libre de alcanzar sus más altos fines existenciales, y esto puede endiosar al terapeuta que no tenga en claro que el único fin es curar.
Pretender que el médico esté curado o bien tratado, para que su fin no sea el sí mismo, es pretender curar a la totalidad de la población, que no tiene nada de malo como fin idealista, pero que choca contra la realidad, de que el médico es una persona con buenos y malos valores, como así también el de todo paciente, pero éste tiene que buscar al terapeuta que tenga los mejores valores y que los ponga al servicio de sus pacientes en forma responsable, que sea humano, de vida y costumbres simples, contenedor y no protector, sensible y solidario ante el sufrimiento, pero con la distancia suficiente como para ser imparcial y tener libertad de prejuicios, requisitos indispensables como para llegar a una curación rápida, suave y permanente.
Dr. Guillermo Tesone



1 comentario:

Maria Jose dijo...

Hermoso artículo, estoy de acuerdo