Etimológicamente deriva del griego, siendo “homoios” (semejante) y “pathos” (enfermedad), o sea, curar por los semejantes, denominación hecha por primera vez por Hahnemann a principios del siglo XIX.
Por definición, es la ciencia que desarrolla el arte de curar, basada en principios y leyes de la naturaleza. Ciencia, porque tiene como bases; el Principio Vitalista y las leyes de los semejantes y de la curación, comprobado esto en experimentaciones hechas en el ser humano sano, donde se pone de manifiesto la existencia de la Energía Vital.
En “El Organón de la Medicina”, Samuel Hahnemann, aclara con suma sencillez el significado de la Energía Vital y su vitalismo, señalando en el parágrafo 9 lo siguiente:
“En el estado de salud, la fuerza vital (autocrática) que dinámicamente anima el cuerpo material (organismo), gobierna con poder ilimitado y conserva todas las partes del organismo en admirable y armoniosa operación vital, tanto respecto a las sensaciones como a las funciones, de modo que el espíritu dotado de razón que reside en nosotros, puede emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos para los más altos fines de nuestra existencia.” En este y subsiguientes parágrafos, están comprendidas las funciones cualitativas de la energía vital que ante su desequilibrio, nos manifiesta la enfermedad y en su equilibrio, el estado de salud, como así también se explica al organismo, mente y cuerpo, como un todo e indivisible.
Las bases del Principio Vitalista, permite conocer que hay de normal en todo ser vivo, por consiguiente, nos permite individualizar a una persona enferma y aplicar las siguientes leyes.
La Ley de los Semejantes; fue formulada por Hipócrates (460-350 a. C.), con su máxima, “Similia Similibus Curentur”, por el similar la enfermedad se desarrolla y por el similar la enfermedad es curada. Paracelso (1493-1541), fue el precursor y puso en práctica la ley de similitud, pero no contaba con los elementos y drogas acorde a su época, por lo cual asignó que determinados elementos con igualdad de colores, aspectos o sabores, podían tratar a la enfermedad con similares características.
En 1797, Hahnemann enunció la ley; que toda sustancia que desarrolla en su experimentación, síntomas semejantes a determinada enfermedad, es capaz de curarla.
También en el parágrafo 25 lo explica del siguiente modo: “Ahora bien, como quiera que en todo ensayo cuidadoso, la experiencia pura, el único oráculo infalible del arte de curar, nos enseña que el medicamento que en su acción sobre el hombre sano haya podido producir el mayor número de síntomas semejantes a los que se observan en la enfermedad que se trata de curar, tiene también, cuando se emplea en dosis de atenuación y potencia apropiadas, la facultad de destruir rápida, radical y permanentemente, la totalidad de los síntomas del estado morboso, es decir, toda la enfermedad actual convirtiéndola en salud; y que todas las medicinas curan, sin excepción, aquellas enfermedades cuyos síntomas tienen una semejanza muy estrecha con los suyos, sin dejar de curar una sola de dichas enfermedades.
Cuando se comprende esto, se pone en marcha la Ley de la Curación, es decir, el restablecimiento integral de la persona, donde se comprueba la desaparición de la totalidad de los síntomas, desapareciendo en primer lugar, los síntomas más profundos y más graves que comprometen la vida, y luego los síntomas superficiales del organismo, observando la reaparición pasajera de los antiguos síntomas suprimidos, en el orden inverso a su aparición. Pero lo más importante, es la mejoría en el plano mental, como primera medida.
Por lo tanto, en el entendimiento y aplicación de las bases fundamentales de la homeopatía, radica el arte del médico para curar.
Cuando se indica un único medicamento, de acuerdo a la aplicación del principio vitalista y la ley de semejanza, y se pone en marcha la ley de la curación, siendo el remedio dinamizado, mediante el sistema de dilución y sucusión, se dice que se aplica la Homeopatía Unicista.
Homeopatía Pluralista, se llama cuando el médico homeópata aplica en un enfermo que padece de trastornos sensoriales, funcionales y lesionales, se le indica un medicamento llamado “de fondo” en alta potencia para lo mental; otro a mediana potencia, para lo funcional y otro u otros a baja potencia para lo lesional.
Homeopatía Complejista, es cuando aplica varios medicamentos homeopáticos a dosis bajas o en tintura madre de acciones sinérgicas entre sí con un concepto organicista y alopático, donde no existe el interés por aplicar la ley de los semejantes, donde se provoca en el organismo distintos tipos de supresiones, por lo tanto, no se encuentra dentro de la Homeopatía.
Para redondear y comprender a la Homeopatía y sus alcances, es importante hacer un simple resumen de quien fue su descubridor y precursor. Se trata pues de Cristian Federico Samuel Hahnemann, quien nació en Meissen (Alemania) en el año 1755, mas luego de 88 años de existencia fecunda, falleció en París, en el año 1843. Desde sus primeros años, se evidenció en él, a una persona de gran genio y precocidad, en que a pesar de su estado de salud delicado, enjuto y corto de estatura, fue sobresaliente en el estudio de idiomas, y aunque su padre, trabajador de la cerámica para su rey, tuvo la oportunidad de solicitar para su hijo, las facilidades del estudio que eran para muy pocos en esa época. Tal era el talento de Hahnemann, que a corta edad ingresó a la Facultad de Medicina, siempre con honores y tal es así que recibió ofertas para trabajar en las mejores cortes de Alemania, Austria y Transilvania, hasta que cansado de una medicina clasista, decidió servir a los pobres, pero para él fue una lucha desigual entre sus aspiraciones y la medicina tradicional de su época, que ofrecía tratamientos improductivos, deshumanizados y tan faltos de lógica, como ser, sangrías, vomitivos, catárticos, sudorativos, cataplasmas, ventosas, etc., con los cuales se lograba la debilidad gradual de la persona (no muy alejado de nuestros días).
Hahnemann decidió que no era la medicina curativa a la cual había aspirado para aliviar los sufrimientos de los pacientes, por tal motivo, abandonó la práctica para dedicarse a traducir libros, y en forma paralela conoce a la hijastra del boticario, quien lo ayuda a conocer los secretos de la alquimia. Hasta que llega a sus manos una materia médica del escocés Cullen, quien hace un estudio de la Cinchona Oficinalis, planta traída del Perú, usada para el tratamiento de la fiebre malárica intermitente, pero que sus efectos tóxicos provocaban los mismos síntomas que en el estado de enfermedad. Rápidamente Hahnemann comprendió que tal vez tanto Hipócrates como Paracelso tenían razón, con respecto a que los semejantes curan, dicho descubrimiento lo llevó a aplicar un método único para aquella y esta época, que es el estudio científico sobre el ser humano sano, y no en animales de laboratorio ni tampoco sobre los enfermos, lo aplicó primero en él y luego en familiares y discípulos, luego de años de experimentación, en 1796, presenta el escrito “Ensayo sobre un nuevo principio para descubrir el poder curativo de las drogas”, dando comienzo a lo que luego se llamaría Homeopatía, contando con 41 años de edad hasta los 88, con lo cual dedicó 47 años de su vida a la experimentación, estudio y tratamiento con el método homeopático. Dicho método se adelantó a los mejores genios de la época, Claude Bernard y Luis Pasteur, sobre la fisiología experimental y el estudio de los microorganismos que ya se habían evidenciado en los escritos de Hahnemann. Cuando él comprendió la importancia de los semejantes y el descubrimiento del Principio Vitalista, lo llevó esto a experimentar con elementos de la naturaleza provenientes del reino vegetal, animal y mineral, los cuales algunos por su toxicidad debieron ser diluidos tantas veces fuera necesario, para que pierda su poder patogénico y con sus respectivas sucusiones o sacudidas, pero para su gran sorpresa, aún cuando se había perdido la materialidad en la dilución este preparado evidenciaba un poder más oculto, que era el de exacerbar en el sujeto sensible síntomas propios mentales y físicos del elemento ingerido como algunos exaltados por el experimentador, que compilados conformaron las “patogenesias”, o sea, las experimentaciones puras hechas por Hahnemann y sus discípulos. Luego escribió el “Organón del arte de curar” en 1810, tratado de filosofía y doctrina homeopática con el cual emprendió la lucha por imponer sus ideas sobre una base ética, estudio, observación y tratamiento del ser humano visto en su totalidad, donde el exponente mayor es buscar la curación, de manera rápida, suave y permanente, como el más alto fin existencial del médico.
Este método, llamado dinamización, es capaz de exaltar en los experimentadores sensibles o susceptibles, alteraciones sintomáticas, cuyos aspectos característicos son particulares y por lo tanto, individualizantes de la acción de cada una de las drogas así investigadas, provocando efectos en la forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar.
Y es así como en el año 1791, define a la Ley de los Semejantes: “La sustancia que es capaz de suscitar en su experimentación, un conjunto de efectos definidos, es capaz de curar al paciente que presenta un conjunto de síntomas semejantes.”
Luego de la ley de los semejantes, se llegó a la comprensión de la ley de curación, y con esto se puede a predecir los cambios que tiene que tener el paciente, porque el estudio de estos sencillos principios y leyes, más el conocimiento de las experimentaciones hechas por Hahnemann y sus discípulos, sirve para hacer el pronóstico del enfermo de lo mental a lo físico, y como dice la ley de curación, con la aparición de los antiguos síntomas suprimidos, que merece una explicación adicional.
Como explicó muy bien el Dr. Paschero: “cuando no se comprende, se cae en el materialismo de la escuela galénica, refrendado por el dogma pasteuriano con el reinado absoluto del germen patógeno, como causa esencial de la enfermedad, llevó al médico en una cruzada contra algo que hay que eliminar como un cuerpo extraño en el organismo, y no se comprende que los signos y síntomas orgánicos, como ser: fiebre, erupciones, inflamaciones, supuraciones, sudoraciones, diarreas, etc., no son más que compensaciones o actividad dinámica para mantener su homeostasis, siendo funciones fisiológicas de una adaptación vital psico-física. Pero que a la larga lo lleva a una muerte inexorable. La ley de curación no tiene por formalidad evitar la muerte, sino por el contrario, hacer que esta se produzca suave y normalmente permitiendo que el individuo, primero, cumpla con los altos fines de su existencia.” Y luego aclara: “todo lo que pretenda hacer en contrario (la medicina), siguiendo las ingenuas ideas del fundamento físico-químico o anatomo-patológico, considerado como el substratum inalienable de la enfermedad, lo llevará indefectiblemente al desastre y la degeneración del ser humano, por las vías de una indiscriminada y a ratos criminal supresión de las manifestaciones exonerativas de la enfermedad. Lo que la medicina materialista llama enfermedad, no es más que el desecho patológico de un dinamismo mórbido, cuyas primeras manifestaciones exonerativas, bajo la ley de la curación fueron suprimidas con tratamientos locales, sin haberse comprendido que es lo que había que curar en esa disposición dinámica (enfermo), causa de la patología”.
Dr.Guillermo Tesone
gtesone@bigfoot.com
3 comentarios:
Olá fascinante este site parece muito posicionado.........boa:)
Adorei Continua deste modo !
excelente blog y muy buena informacion
Gracias!
Espero seguir aportando ideas y experiencias para el bienestar de todos!
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